Jet Lag. Hoy en día es posible desplazarse en muy poco a grandes distancias, lo que supone, la mayoría de los casos, el paso de varios usos horarios. A ello se añaden los trastornos de las esperas en los aeropuertos, las horas de viaje, la llegada a un ambiente desconocido, los cambios de clima y alimentación. Por ello, en las primeras horas o días de su estancia, el viajero puede sufrir con facilidad estrés, náuseas, diarreas o estreñimiento, fatiga e insomnio. En ocasiones, estos trastornos pueden durar 7 días o más. En algunos casos se precisará de la ayuda de medicamentos para regularizar el sueño, pero siempre se debe hacer previo consejo médico
Altitud. Las grandes alturas suponen para el organismo alteraciones provocadas por la falta de oxigeno en los tejidos, bajas temperaturas y el aumento de la actividad física. Para prevenirlas es importante no ascender de forma rápida, alcanzados los 2,000 – 2,500 metros se recomienda subir solo 300 metros por día, o subir durante el día y dormir en una zona más baja durante la noche. Si el viajero padece una enfermedad crónica, deberá consultar a su médico antes de emprender el viaje. El denominado mal de alturas suele aparecer por encima de los 3,000 metros en ascenso gradual, o por encima de los 2,500 metros en personas que pasan directamente del nivel del mara grandes alturas.
